Ascensión al Risco del Yelmo de La Pedriza.

Piedras, más piedras, y alguna que otra cabra.

22 de Junio de 2014

• 15 + 2 * caminantes y sus mochilas con mucho líquido.
• 11.5km recorridos.
• Tiempos: 6 horas, desde las 9:45h hasta las 15:45h, paradas incluídas.

* Comenzamos 17 pero una pareja abandonó al rato de comenzar la ruta para subir a su propio ritmo.

Album de fotos de la jornada en nuestra galería online.

Aquí estan de vuelta las crónicas montañeras de SanBur tras varios meses de letárgo, aunque solo en lo que respecta al escribidor de este blog (cof, cof, ejem), pues la actividad del grupo no se ha descuidado; prácticamente cada mes, salvo en Mayo, el club ha programado (y realizado) una actividad de montaña: el despoblado de Valdegrulla en Enero, las jornadas invernales de Neila en Febrero, la caminata a Fuentecambrón en Marzo, la sierra del Inodejo en Abril y la subida al Risco del Yelmo de la Pedriza el pasado domingo 22 de Junio. Y a continuación contamos como nos fue en esta última, ahí va el tocho.

Comenzando la ruta.

Concentración a las 7:40h y salida en mini-bus desde San Esteban al pueblo de Manzanares el Real, provincia de Madrid, con el gran batolito granítico de la Pedriza al norte. Llegamos a eso de las 9:30h y a las 9:45h ya estábamos preparados para ponernos en marcha. Tuvimos una pequeña confusión al comienzo, al coger la dirección equivocada río Manzanares arriba. Volvimos de nuevo al punto de partida y a las 10:00h tomamos el camino correcto. El PR que sube al risco del Yelmo comienza junto al restaurante Casa Julián en Manzanares, la ruta está bien marcada con señales blancas y amarillas y la senda es bien visible. La dificultad aquí viene del desnivel: una ascesión con fuertes repechos y grandes bloques de roca que exige un gran esfuerzo remontar. Al menos el tiempo resultó favorable, caluroso pero sin el bochorno propio de esta época del año. En las zonas altas apenas se notaba el calor atenuado por el suave viento; al final de la jornada al cielo se cubrió parcialmente. La vegetación es exuberante, dominada por las jaras, se nota que ha llovido en abundancia durante la primavera.

Cara sur del Risco del Yelmo.

A las 10:30h tras la exigente ascensión inicial alcanzamos al mirador de los Trancos, un saliente rocoso con privilegiadas vistas a Manzanares el Real y el embalse de Santillana. Un breve descanso y continuamos nuestra marcha durante otra media hora, hasta el momento de la parada obligatoria para almuerzo. Nos asentamos en una gran roca con buenas vistas al sur. Media hora de almuerzo sin prisas, durante el cual comentamos los últimos cotilleos relativos al cambio de jefe de estado, mientras probamos un fresquito vino clarete de los que no rascan en la garganta. Cerca ya del mediodía nos echamos de nuevo las mochilas al hombro y afrontamos las últimas cuestas hasta alcanzar la base del Risco del Yelmo. El camino aquí conduce a una pradera al pie de la cara sur, y se adivina enseguida el porque de su nombre: la mole de granito recuerda al yelmo de un caballero medieval (el del Cid Campeador, por ejemplo). Por esta cara sur hay varias vías de escalada, de hecho vimos en la distancia a un grupo de montañeros subiendo por una de ellas.

Atravesando la gran chimenea.

Pero nosotros continuamos rodeando la montaña para subir por la cara noreste, remontando entre grandes y escarpados bloques hasta llegar al último paso antes de hacer cima: una chimenea en dos tramos realmente estrecha, que provocó más de un sofoco y algún que otro rasguño hasta conseguir salir por el otro extremo. El poco espacio obliga a pasar de lado, hay puntos donde debido al angosto hueco del suelo de la grieta apenas cabe la bota. Además nos rozaba mos continuamente con la roca, al ir de lado con el pecho, claro está, porque los montañeros somos gente sanota y no tenemos tripa. En definitiva, hay que adoptar posturas extrañas para avanzar y se hace especialmente complicado superar los escalones y las trepadas dentro la grieta (es un paso de grado II). Una vez se logra salir de la chimenea, giro a la derecha y tras una última trepada se llega sin dificultad al vértice geodésico (12:15h). Allí nos demoramos unos minutos, disfrutando de las vistas, con la Cuerda Larga al norte y sacando partido de nuestras cámaras de fotos. Nuevamente tocó bajar por la brecha, arrostrando sus estrecheces con idénticos esfuerzos y resoplidos hasta alcanzar la salida.

A que nos perdemos...

Esperamos pacientemente a que todo el grupo salvara el estrecho paso (solo 3 decidieron no cruzar la chimenea para subir al pico y esperaron pacientemente a que volvieramos) y bajamos de nuevo por la escarpada cara noreste del risco con rapidez, observados con indiferencia por un grupo de cabras montesas, hasta llegar de nuevo a la pradera sur. Aquí, en vez de tomar el camino de subida, giramos al Este buscando la senda Maeso. La bajada por esta senda enseguida se vuelve complicada con sus contínuos zig-zags, la gran cantidad de jaras que obstruyen el sendero y los grandes bloques de granito que hay que salvar con cuidado. Un par de veces surgieron dudas pues perdimos de vista los hitos que marcan la senda, por lo intrincado del camino, pero logramos continuar sin mayor complicación consultando el GPS y los mapas en papel (que siempre llevamos a mano, incluso para salir a comprar el pan un día cualquiera)

Buitres en los alrededores, no solo en la prisión de Soto del Real.

Por fin salimos a terreno despejado (13:35h), estabamos en la Gran Cañada, una ancha planície de 1 km de longitud que se extiende de este a oeste (es un tramo además del GR-10), a 300 metros por debajo de la base del risco del Yelmo. Giramos entonces al oeste siguiendo el ancho cordal. Pasamos a la altura del elefantito, una de esas originales esculturas esculpidas por el viento tan abundantes por esta sierra, y que tiene forma de ....elefante. No lo distinguimos desde nuestra posición, pues hay que desviarse algo hacia el norte para verlo. Al rato cruzamos el collado de la pedriza o Altos de Medina (1325msnm), extremo occidental de la Gran Cañada. Desde aquí el camino desciende de nuevo hacia el mirador de los Trancos, donde paramos para comer (14:15h), con Manzanares el Real, su castillo y embalse a nuestros pies, y las torres de la plaza de Castilla en Madrid lejos al fondo. Tras una relajada comida (con ración extra de vino clarete) continuamos nuestro descenso por el mismo camino de subida de la mañana (14:55h), para desgracia de nuestras machacadas rodillas. Aquí es donde uno se alegra de tener unos buenos palos de caminar. Unos 45 minutos después entrábamos de nuevo en Manzanares el Real.

Fin de la ruta. Llega la hora del descanso.

Una vez de vuelta al punto de partida dejamos precipitadamente mochilas, palos, botas y demás aperos en el maletero del minibus; inmediatamente nos "avalanzamos" a por unas cervezas para refrescarnos por dentro y nos "lanzamos" al cercano río Manzanares para refrescarnos por fuera (bien fría estaba el agua por cierto, algunos metimos solo los pies, pero otros valientes se dieron un baño de cuerpo entero), ambas cosas bien merecidas tras el esfuerzo y "la calor" del día. Alrededor de las 5 de la tarde dimos por finalizada la aventura y subimos al bus cansados pero satisfechos para hacer el viaje de vuelta a San Esteban.

En resumen, otra satisfactoria jornada en la Sierra de Guadarrama, que un año más no nos defrauda. El terreno abruto siempre obliga a un esfuerzo extra, aunque esta vez la temperatura ha acompañado, no hemos sufrido el bochorno típico de Junio de años anteriores; durante nuestra ruta nos hemos cruzado con numerosos caminantes, además de encontrar a mucha gente en la zona de baño del Manzanares, lógico pues estamos a un paso de Madrid.

En 2015 por estas fechas seguro que volvemos por aquí.