domingo, 31 de diciembre de 2017

La senda del Ucero

Pasear con SanBur quiero,
por la senda del Ucero,

Toca hoy recorrer el Ucero, ese río provincial que no se sabe a ciencia cierta si nace en la “Fuente de la Galiana”, o si por el contrario resulta que “La Galiana” roba allí el nombre al río Lobos; ese otro río burgalés que deja en Soria un espectacular cañón, al final del cual decide desaparecer para dar protagonismo al Ucero. Son cosas de las aguas, a veces subterráneas, y que con los manaderos, fuentes, acuíferos, infiltraciones y veneros, consiguen despistarnos, hasta que con los nenúfares del manantial decidimos llamarle definitivamente Ucero.

Hoy andamos en la lindes de nuestros vecinos del norte, los de Burgos, quienes nos dieron allá por finales del siglo XIX, unos cuantos de los kilómetros cuadrados que los sorianos habíamos perdido por el sur.

Quizá convenga recordar que Javier de Burgos, quien por cierto era de Granada, fue el Secretario de Estado de Fomento que estableció, en el año de 1.833, la división territorial por provincias (incluso regiones, países o nacionalidades que diríamos ahora) que, casi sin alteración, seguimos conociendo hoy en día –todavía-.

Así que no es de extrañar, que en Quintanar de la Sierra, lugar donde mi familia ha decidido celebrar este año las festividades del Nacimiento del Sol Invicto, esa festividad romana y pagana que conmemoraba el final del solsticio de invierno, y de la que los cristianos se apropiaron llamándola Navidad; incluso inventándose para ello la fecha del nacimiento de Jesucristo; no es de extrañar, decía, encontrarse con el apellido Ucero como uno de los habituales entre los habitantes de Quintanar.

Sea como fuere, y al margen de los avatares administrativos y religiosos, nos encontraremos en tierras de un cierto hechizo provocado por la propia geografía templaria, con su defendida equidistancia de los cabos de Creus y Finisterre, por el propio río Ucero y los intereses esotéricos y telúricos que despiertan estos parajes, de belleza indiscutible.

Así que tratemos de disfrutarlos, e imaginemos a los celtíberos de Uxama en sus disquisiciones e invenciones para procurarse las valiosas aguas del Ucero, incluso posteriormente a los romanos con su tecnología, materializada en acueductos y cisternas que desde la Cueva de la Zorra atravesaban los 20 kilómetros que separan La Galiana de Uxama, antes de que los cristianos, con el francés san Pedro de Osma, ocupase, por orden de Alfonso VI estas tierras reconquistadas en los siglos XI ó XII.

Vamos pues al asentamiento arévaco de Uxama Argaela, la ciudad celtíbero romana, en la calzada que unía Zaragoza con Astorga, unida también a esa maravilla provincial que es Tiermes. Allí en el Hotel Río Ucero comenzamos la jornada.

Sirva también para que recordemos a Quinto Sertorio, de humilde familia republicana, defensor de la guerra social, y que, junto con Tiermes, Clunia y Calagurris se viese obligado a ceder Uxama al rico y noble Cneo Pompeyo, el grande, quien con dicha victoria en el 72 aC dejó estas tierras en las manos de los conservadores que todavía representan lo más conservador de esta conservadora Hispania.

En la estación de autobuses de San Esteban, a pesar de que el día amanece gris, encapotado y oscuro, nos congregamos 25 caminantes dispuestos a encarar a los Santos Inocentes, esa otra celebración cristiana de dudosa asignación al 28 de diciembre, y que pretende conmemorar la matanza de todos los niños menores de dos años ordenada por Herodes para intentar deshacerse así de Jesús de Nazaret.

Enseguida llegamos al Hotel Río Ucero, punto de encuentro con los sanbures de El Burgo. Solamente ha hecho presencia el puntual Evaristo, y el resto van apareciendo tan poco a poco que nos animan a emprender la jornada sin ellos. Comenzamos siguiendo el curso del Ucero, aguas arriba, por el camino recientemente inaugurado por las autoridades locales. Mientras, los cielos escupen una llovizna constante, machacona e inmisericorde que acabará calándonos por completo.

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Pero nuestra decisión es firme y nuestra intención irrevocable, así que, tras pasar por debajo de la autovía o circunvalación de El Burgo, seguimos por la margen derecha del Ucero hasta llegar a la altura de Barcebalejo, momento en el cual atravesamos el río para continuar, esta vez por la izquierda hasta alcanzar las tierras de Valdelubiel, donde cambiando otra vez de mano, volvemos a la margen derecha del río.

Allí, en un tramo donde se estanca el agua del Ucero, contemplamos algunos ejemplares de lentejas de agua. Se diferencian de los berros, en que éstos requieren agua en movimiento, y en cualquier caso nos avisan de la calidad del agua en la que aparecen.

En éstas seguimos bajo el ensañamiento de los meones dioses de hoy, hasta que por fin, entramos en Sotos del Burgo. Buscamos el bar por si estuviese abierto; y para alegría de todos, allí esta Marimar, fregona en mano, dispuesta a recibirnos y alojarnos a cubierto y así poder dar cuenta del almuerzo que cada uno ha echado al macuto.

Para compensar el desabrido día que nos acompaña, y mientras esperamos a la docena de sanbures de El Burgo, que han atrochado para alcanzarnos en este punto de avituallamiento, Marimar nos va procurando cervezas, vinos, y hasta cafés y carajillos.

El día no está para deleites reposados, pero hay que retomar la marcha, tras el tentempié. Continuamos hacia Valdelinares. El paseo, fácil, se hace un tanto cansino por el plúmbeo e incesante goteo, aunque ayuda la distendida charla de cómo han talado a matarrasa los chopos de la vega del Ucero; y nos consolamos pensando que la caminata en verano, sin una sombra, puede ser incluso peor que la de hoy.

Llegamos a la altura de Valdemaluque, que dejamos a la derecha, para proseguir hasta las afueras de Valdelinares, donde Jesús comenta que hay una casa rural de éxito. Sin entrar adentrarse en el pueblo nos dirigimos, por fin, a la estrella de la jornada: la Cueva de la Zorra. En la entrada de Ucero, en el camino que va a Nafría de Ucero, y que con algo más de 100 metros excavados en la roca constituyen el tramo más hermoso que se conserva del acueducto, que en época romana, llevó las aguas del Ucero a Uxama.

Allí, nos hacemos la foto de familia, y atravesamos en procesión dos mil años de historia con las antagónicas linternas de los móviles actuales, y que contrastan con los dos respiraderos verticales que nos encontramos a su paso. Experiencia única por infrecuente, pues a sabiendas de la existencia de este acueducto, muchos de los sanbures nunca la habían visitado.

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Y con estas remembranzas romanas, que nos hacen considerar lo poco que hemos avanzado en los últimos dos mil años, logramos el objetivo de la jornada: el bonito pueblo de Ucero al que llegamos con una hora de antelación, que algunos emplean en subir hasta el Castillo, otros en cambiarse la ropa mojada, y los más en dar cuenta de las merecidas cervezas de fin de etapa.

La comida en el Balcón de Ucero, abundante y generosa, acabó, a pesar del vino de La Mancha que nos sirvieron, y como no podía ser de otro modo, con cánticos navideños y no navideños que eclipsaron el local y al resto de comensales. ¡¡Templando y compensando el inhóspito día!!

Para entonces, ahora sí, había dejado completamente de lloviznar e incluso el sol de la atardecida nos escoltó durante el viaje de vuelta en el autobús, mientras hacíamos planes para las nuevas aventuras sanbures del nuevo 2018.

Eduardo Bas
28Dic2017

Y para empezar bien el año, el club SanBur ha programado una nueva y emocionante ruta: una marcha siguiendo las aguas y cañones del río Sequillo, desde Lodares de Osma hasta la Olmeda. Será el 20 de enero.

miércoles, 27 de diciembre de 2017

Belén Viviente 2017

23 de diciembre de 2017.

Según se acerca la Navidad retomamos la tradición -y ya van muchos años- de ascender al pico Urbión y representar el Belén Viviente, que es costumbre propia y original de nuestro grupo montañero. Todos los años el mismo guión, casi siempre los mismos actores pero en cada ocasión una diferente historia que contar, pues en la montaña siempre surgen cosas nuevas e inesperadas. Este año el protagonista principal ha sido el hielo, presente durante toda la jornada, que nos "obligó" a tomar especiales precauciones.

Madrugamos un poco más de lo normal, saliendo de San Esteban a las 7 de la mañana, pasando al poco por el Burgo a recoger a nuestro compañero Jesús y llegando a las 8:45h a la carretera de acceso al parking de la Laguna Negra. La nieve y sobre todo el hielo ya presentes en las primeras curvas de la carretera nos persuadieron a dejar el bus unos 3 kilómetros antes de lo previsto e iniciar la subida con mucho tiento, pues la carretera estaba cubierta por numerosas placas de hielo. Unas curvas más arriba nos reunimos con Eduardo, que intentó subir en coche hasta el primer parking de la Laguna y tuvo la mala fortuna de quedar atrapado en el hielo; para su desespero no le quedó otra que suspender la ascensión.

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Los demás continuamos carretera arriba hacia la Laguna Negra, que encontramos completamente helada como pocas veces hemos visto. Justo antes de la subida por el barranco que sube al mirador de la laguna nos "calzamos" los crampones, pues la situación así lo aconsejaba. El momento fue oportuno pues ya en ese tramo de subida encontramos de nuevo mucho hielo. Tras alcanzar el mirador nos dirigimos, como otras veces, hacia los Llanos de la Sierra en dirección noroeste. Almorzamos al llegar al pequeño alto antes de la Laguna Larga frentre del pico Zurraquín. Poco después salvamos un tramo corto algo complicado en fuerte pendiente lateral y otra vez con mucho hielo, justo antes de la laguna.

Tras pasar la Laguna Larga, origen del río Revinuesa, encaramos la exigente subida que queda antes de alcanzar peña Horadada y la cumbre del Urbión. En el collado observamos unas huellas peligrosamente pegadas a la arista de nieve, una zona muy expuesta. Quien anduvo por ahí se expuso de manera negligente a un riesgo innecesario.

Y como nota diferente a otras ediciones esta vez nos encontramos todo el Urbión para nosotros. La cumbre estaba casi desierta, al parecer la gente eligió subir al día siguiente, domingo de Nochebuena, o el fin de semana anterior. El excmo. sr. secretario de Sanbur siempre nos tiene preparada alguna sorpresa y este año se echó a sus espaldas -en un esfuerzo generoso- una botella de helio y unos globos que inflamos en la cumbre y soltamos todos a una. Un toque original para celebrar la llegada a cumbre y felicitar la navidad. Ya de nuevo en peña Horadada junto a la cruz representamos con no menos empeño e ilusión que ediciones anteriores nuestro particular Belén Viviente, esta vez -como hemos explicado antes- con escasísimo público.

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Y nos quedaba la bajada a Duruelo, como casi siempre tranquila y sin sobresaltos. Paramos primero -como es habitual- unos minutos en el nacimiento del padre Duero y luego cada cual continuó al ritmo que quiso. Nuestro transporte lo encontramos un poco más lejos de lo esperado, carretera abajo, nuevamente por culpa de las placas de hielo. Y por fín algo más tarde llegamos a Duruelo a disfrutar de una estupenda y merecida comida en el restaurante Torreblanca.

En resumen, 21 sanbureños recorrimos unos 14 km en casi 7 horas de ruta, que fue algo más exigente que otros años por el hielo y el extra de kilómetros por carretera.

Y tras este breve relato de una nueva subida navideña al Urbión, solo queda desear a los lectores unos felices días y buenas caminatas para todos en estas fechas navideñas!! Nosotros continuaremos el jueves 28 en la ruta de Navidad con la que despedimos el año, que esta vez nos llevará del Burgo de Osma a Ucero.

domingo, 3 de diciembre de 2017

XI Ovochorizada, en Piquera de San Esteban

Undécima (o décimo primera) Ovochorizada Piquera 2017. Ruta de naturaleza senderista, social y gastronómica, que este año nos llevó desde Torraño hasta Piquera de San Esteban siguiendo el curso del río Pedro. Y en Piquera terminamos para degustar como siempre unos sencillos y estupendos huevos con chorizo, como manda la tradición sanbureña.

26 de Noviembre de 2017

Primero, recapitulemos para recordar de dónde venimos:

  • 1ª Ovochorizada: Quintanilla de Tres Barrios en 2007,
  • 2ª Ovochorizada: Aldea de San Esteban en 2008,
  • 3ª Ovochorizada: Rejas de San Esteban en 2009,
  • 4ª Ovochorizada: Olmillos en 2010,
  • 5ª Ovochorizada: Villálvaro en 2011,
  • 6ª Ovochorizada: Morcuera en 2012,
  • 7ª Ovochorizada: Torraño en 2013,
  • 8ª Ovochorizada: Peñalba de San Esteban en 2014,
  • 9ª Ovochorizada: Soto de San Esteban en 2015,
  • 10ª Ovochorizada: Torremocha de Ayllón en 2016.

Y llegamos por fín a la Ovochorizada número 11, la de Piquera de San Esteban. LLevamos más de una década con el "invento" pero la cosa no acaba aquí por supuesto, pues el municipio de San Esteban tiene 18 pedanías y nos hemos propuesto visitarlas todas: en años venideros iremos a Atauta, Ines, Matanza de Soria, Pedraja de San Esteban, Quintanas Rubias de Arriba, Quintanas Rubias de Abajo y Velilla de San Esteban. La última etapa, que hará la número diecinueve, la dejamos para la "metrópoli" San Esteban de Gormaz.

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La ruta se suele programar justo tras la vendimia, pero este año se ha hecho de rogar un poco y nos hemos ido hasta finales de noviembre. Boréas, el dios griego del frío viento del Norte que trae el invierno, ha venido sin avisar robándonos el Otoño, como viene haciendo desde hace ya varios años. El domingo nos castigó con una intensa helada matutina que añadió alguna dificultad a la ruta, convirtiendo algunos tramos, sobre todo los de piedra, en algo peligroso por la presencia de hielo. Algunos sustos y caídas fueron inevitables, pero afortunademente la cosa no fue grave en ningún caso.

El día pues, comenzó con un frío intenso pero ocurrió que Helios, el dios del Sol, tomó el relevo del cruel Boréas y nos regaló un hermoso cielo soleado y sin nubes, con lo que bien entrada la mañana la temperatura era ya muy agradable. El resto de la jornada siguió despejada y sin apenas viento, un día espléndido para la práctica montañera, como nos gusta decir.

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Y en cuanto a la ruta, decir que fuimos cerca de 50 sanbureños y que pateamos unos buenos 16 kilómetros en aproximadamente 5 horas (contando paradas): tras unos cuatro kilómetros por pista desde Torraño, nos adentramos en la vega del río Pedro que seguimos hasta Piquera; cruzamos el Perico en 5 ocasiones, dos de ellas saltando entre las piedras colocadas al efecto (afortunadamente nadie se dió un baño indeseado). Comprobamos con alivio que, milagrosamente se podría decir, a pesar de la larga sequía que venimos sufriendo el río lleva en estas fechas algo de caudal. Subimos y bajamos los barrancos que iban surgiendo a nuestro paso y algún que otro repecho se hizo más duro de lo esperado. Ya en el último tramo de la ruta, nos recreamos un rato en el despoblado de Santui, elucubrando sobre su interesante y largo pasado y llegamos sin imprevistos a Piquera a eso de las 2 de la tarde.

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En el bar social Alberto nos sirvió con diligencia todas las cervezas que nuestros sufridos gaznates demandaban. La cuadrilla de cocineros, cocineras, pinches y ayudantes, con Elvira y Pili al mando de las operaciones, encomendándose a Hestia la diosa de la cocina y del fuego que da calor y vida a los hogares, frieron incontables huevos y chorizo con la maestría y rapidez acostumbradas; Los demás nos abandonamos a Dionisos, dios de la vendimia, el vino y el frenesí, y disfrutamos de las viandas como siempre. Nos tienen muy mal acostumbrados.

Y tras estos pocos apuntes y datos sobre la ruta, os dejo ahora con el relato que Eduardo ha tenido a bien prepararnos, esta vez un poco más breve por la falta de tiempo. A disfrutarlo.

XI Ovochorizada, en Piquera

El otoño, la mañana, el camino, la fuente...

Amanece un día de otoño, limpio, despejado, frío.

La estación de autobuses, punto de cita, es testigo de saludos, de encuentros y hasta de comunión senderista de quienes hacía tiempo, quizá demasiado, que no tenían la oportunidad de compartir esta su religión, por pasear nuestros campos; pero por fin, aquí estamos, un año más, tratando de descubrir nuevos aspectos del alfoz.

Y como el día, a estas primeras horas, no está para muchos miramientos, pues el termómetro marca números rojos, en cuanto llega el autobús subimos a él raudos y ansiosos por llegar hasta Torraño.

Desde la ventanilla comprobamos que el relente no ha acobardado a Rafa y su mujer para intentar recoger alguna seta; y es que ayer, después de un periodo más que prolongado de pertinaz sequía, cayeron, por fin, unos ocho litros al decir de algunos, y quizá con esa lluvia llegó la esperanza a estas tierras tan abatidas, últimamente, tanto por la climatología como por la administración.

Con los compañeros de El Burgo somos una cincuentena los que emprendemos esta undécima, ó décimo primera, -que en esto presidente y secretario no acaban de ponerse de acuerdo-, Ovochorizada.

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Alcanzamos Torraño, donde algunas casas están más que dignamente restauradas. Sin embargo, no encontramos ni un alma. ¿Quizás por lo temprano de la mañana?. Cabe la posibilidad de que no haya nadie, o casi nadie, que habite estos días en Torraño.

Ayer me comentaban sobre el tema de la despoblación: que en Aldea viven actualmente 3 matrimonios, 3 viudas y 2 solteros. El más jovenzuelo de todos ellos con 60 años. Me confirma Jesús que en Morcuera hay tan sólo 3 aborígenes pasando este noviembre. ¡¡La soledad de la comarca!!

Y, hoy, que supuestamente vamos a la vida del Pedro, antiguamente motivo del progreso de los molinos que fue sembrando a su paso, resuenan todavía más en mi cabeza, mis lecturas más recientes: “La España Vacía”, “Los últimos. Voces de la Laponia española”, “Palabras Mayores. Un viaje por la memoria rural”.

Comenzamos la andadura, a buena marcha para combatir el frío, siguiendo un camino que nos deja en manos del Pedro. Son 4 ó 5 kilómetros para entrar en calor, de charla más o menos distendida, hasta adentrarnos en el Perico.

Sorprendentemente viene con un buen caudal, y de hecho nos dificulta la marcha pues atravesarlo no es tarea liviana. El Pedro nos ha despertado. Y nos obliga a un subir y bajar de un barranco hasta el siguiente, y otro más, y otro… y aprovechando que el sol ya asoma, y al resguardo de una loma, aunque sea temprano, hacemos parada y almuerzo.

Lo cierto es que este solecillo otoñal de media mañana, sin viento, con una primera parte de camino ya realizado, hace que nos recreemos en el almuerzo más o menos contundente que cada cual ha echado al morral. Al poco, el suelo irregular de la media ladera en la que nos encontramos hace su primera faena del día… y Rosa tras un elegante movimiento termina magullada con la rodilla en el suelo. ¡¡Y eso que todavía no había dado tiempo de dar cuenta de la media docena de botellas de vino que iban saliendo en procesión de las mochilas en las que se escondían!! Todos caldos de la comarca, eso sí, como los de Jesús de Morcuera que dice que este año no ha hecho vino porque todavía había que dar cuenta de las existencias del año pasado, los de Tomás traídos de sus tierras de Olmillos, los del tanchen, el barberillo, el perules, y hasta el tinto de viña vaina.

Ya se sabe que los placeres acostumbran a ser efímeros, así que tenemos que levantarnos y continuar por los sube y baja de la jornada, atravesando el Pedro tantas veces como resultan necesarias. En una de estas divisamos perfectamente a lontananza cinco corzos que nos observan, se mueven, se paran para estudiar nuestras intenciones… al final deciden desaparecer por el siguiente montículo.

Antes de adentrarnos en el monte, donde nos recibe otro par de corzos, y alguna que otra perdiz alza su vuelo, hemos tenido otro par de culetazos, quien sabe si fruto del ritmo impuesto por nuestro guía, si por las lomas que ha causado el Pedro, o si ha sido simplemente el entusiasmo generado por el morapio del almuerzo. Lo importante es que nada grave se ha derivado de estos percances.

Alberto, con su gran conocimiento de la semántica, al mismo tiempo que nos azuza la marcha, nos explica con meridiana claridad la diferencia entre Desgracia y Catástrofe: Si te encuentras con tu pareja a bordo de un velero o a la orilla rocosa del mar, y una mala ola se la lleva… ¿existe mayor Desgracia?... pero si al cabo de unas cuantas más embestidas la mar brava te la devuelve… ¿no eso es una verdadera Catástrofe?

Así que continuamos la marcha en busca del despoblado de Santui, Santuy o Santuid, que de todas estas formas se ha denominado el paraje donde, protegido por una de las laderas del Pedro y al pie de una fuente que brota natural, parece que antaño hubo un monasterio.

Confirmamos tanto el deterioro del lugar como la todavía existencia de restos de los frutales que debió tener en su día en abundancia. No hemos encontrado, sin embargo, la prueba de la plantación de marihuana, que se comenta por la zona y que ha dado cierta popularidad a este curioso rincón comarcal.

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Y ya con esta imagen de Santui atacamos el último tramo de la jornada hasta llegar a Piquera. Allí nos espera la cerveza reparadora del bar social donde degustaremos el tradicional plato sanbures: huevos con chorizo, extraordinariamente preparados por nuestro equipo de cocina bajo la dirección de Pili y Elvira.

Y por si ello fuera poco hoy, Anibal, que celebra su reciente jubilación laboral no sólo promete acudir a las citas sanbures, ahora que sus obligaciones ya se lo permiten, sino que nos sorprende con unos bombones para deleitarnos este singular acontecimiento.

Durante la degustación, algunos añoran ya la ducha que les espera al llegar a casa que alivie las magulladuras ocasionadas, otros más afortunados sueñan hasta con un masaje reparador tras la jornada por el Pedro, incluso hay quien en su ensoñación no descarta un final… feliz.

Pero la felicidad de haber completado otra andanza senderista ya forma parte del recuerdo con el que regresamos al autobús y que nos devuelve a la realidad habitual.

Eduardo Bas.
26Nov2017

Y por último dos recordatorios:
  • el miércoles día de la Constitución, interesante ruta por el sur de la provincia, desde Arenillas a Barahona siguiendo el G.R.86. ¡Aún hay tiempo de apuntarse! Reserva tu plaza ingresando 10 € en concepto de “BRUJAS”, antes del martes 5 de diciembre, en nuestra cuenta de Caja España-Duero.
  • Y para todos aquellos interesados en federarse, hay plazo para hacerlo antes del día 15 de diciembre, simplemente ingresando la cantidad que corresponda a la modalidad elegida en nuestra habitual cuenta de caja España-Duero. Se ruega hacer el trámite lo antes posible para agilizar la gestión. También es de gran ayuda facilitar el nombre + tarjeta elegida + complementos en el concepto al hacer la transferencia (Ej: tu nombre + tarj B + BTT).
  • Las modalidades y precios de 2018 están en la web de la Federacion de Deportes de Montaña, Escalada y Senderismo de Castilla y León.

miércoles, 8 de noviembre de 2017

Asamblea anual SanBur y XI ovochorizada (Piquera)

Asamblea General Anual del club de montaña SanBur y XI Ovochorizada, ruta-rito-gastronómica desde Torraño hasta Piquera de San Esteban.

Después de varios meses de inactividad, volvemos a la carga.

El viernes 24 de noviembre os convocamos a la asamblea anual del club, con los puntos de discusión habituales: balance económico del ejercicio 2016-17, información sobre las tarjetas federativas, puesta en común sobre actividades para el presente curso montañero... como es costumbre en el cine de las escuelas viejas en San Esteban, a las 20:30 h.

Y el domingo 26 de noviembre, dentro del programa “conoce tus lindes”, será la XI edición de nuestra popular OVOCHORIZADA, PIQUERA 2017.

A estas alturas no debería ser necesario explicar en que consiste una ovochorizada, pero por si queda algún despistado ahí va:

OVOCHORIZADA: Dícese de la degustación gastronómica de huevos y chorizo restaurados en alegre fritanga.

Saldremos desde Torraño, y siguiendo el curso del río Pedro llegaremos a Piquera de San Esteban, donde ejecutaremos y degustaremos la fritanga ovo-choricera; 16,5km de dificultad media-baja.
¡Disfruta de una actividad de senderismo y Haute Cuisine!

Reserva tu plaza antes del 22 de noviembre, ingresando 12€ en nuestra cuenta de Caja España-Duero.

Más información en el siguiente enlace:

Y de postre: para el miércoles 6 de diciembre, ruta social “Caminando entre brujas” por el G.R. 86 desde Arenillas a Barahona (en preparación)

jueves, 20 de abril de 2017

III Quedada Popular, de San Esteban de Gormaz a El Burgo de Osma.

Tercera edición de la Quedada Popular entre San Esteban de Gormaz y El Burgo de Osma, caminata y carrera en un recorrido campo a través entre ambas localidades.

14 de abril de 2017

El pasado 14 de abril, celebración del Viernes Santo, fuimos convocados a una nueva quedada popular de caminata/carrera entre San Esteban de Gormaz y el Burgo de Osma. La propuesta consiste en recorrer la distancia que separa ambas localidades, andando o corriendo según las preferencias de cada cual, con la peculiaridad de que se va alternando cada año el origen y el destino de la ruta, de tal forma que si el año pasado se salió desde el Burgo, este año tocaba salir desde San Esteban, como en la convocatoria original. Van tres años seguidos y la historia tiene pinta de que se va consolidando.

domingo, 26 de febrero de 2017

A Peñalba, Bodegas Rudeles y Piquera... por Peñas Rodadas

“Con pan y vino se anda el camino”

Esta vez sí. Esta vez mis condiscípulos lo han clavado: “Con pan y vino se anda el camino”. Así viene siendo desde la edad media, también por estas tierras que pisaremos hoy; o mejor dicho, especialmente en estas tierras por las que andaremos hoy.

¿Qué decir del pan, en estos campos que tanto saben de cereal? Veamos.

Porque ha habido épocas en las que hay quien ha sufrido aquello de que “no hay peor afán que muchos hijos y poco pan”, porque muchas han sido las ocasiones a lo largo de nuestra historia en las que ha prevalecido lo de que “pan, pan, muchos lo toman, pero pocos lo dan”; y hasta puede que todavía esté pasando. Tampoco han faltado quienes han aprendido a fuerza de intentarlo que “al enhornar se tuerce el pan”. Incluso los que han deseado a alguno que “con su pan se lo coma”. Pero sobre todo vamos a recorrer parajes en los que desde tiempos inmemoriales se ha considerado que “al buen hambre, no hay pan duro”, aunque también hemos tenido románticos de los que “contigo, pan y cebolla”.

Hoy, sin embargo, hay que recordar que “ni mesa sin pan, ni ejército sin capitán” y precisamente por eso SanBur cuenta con el suyo, con el gran capitán que nos organiza estas salidas que acostumbran a concluir en el destino deseado, aunque en ocasiones no están exentas de mayores o menores contratiempos, que a la postre sirven para dar color a las jornadas sociales de SanBur.

Y en cuanto al vino… ¿Hay que recordar que la denominación de origen Ribera del Duero empieza en Soria y no en Burgos por el empeño de uno de Aldea, Manuel Del Hoyo, allá por 1.981 o alrededores?... Pero es que además el vino por estos parajes siempre ha servido, entre otras cosas, para soltar la lengua: “a mala cama, colchón de vino… el vino abre el camino… el vino alegra el ojo, limpia el diente, y sana el vientre… el vino en jarro, cura el catarro… vino añejo, leche para el viejo... mala es la llaga que el vino no sana..."

También estamos seguros que Rudeles, con esta jornada, será el responsable de que grabemos en la memoria que “el buen vino resucita al peregrino”.

Y ¿qué pasa si juntamos el pan y el vino?… Pues ya, el acabose:

  • “Pan con hartura, vino con mesura”
  • “Pan candeal y vino tintillo ponen al hombre gordillo”
  • “Vino añejo y pan tierno, y a pasar el invierno”
  • “Pan y uvas, a las mozas pone mudas, y a las viejas quita arrugas”

Así no es de extrañar que sea precisamente hoy, debido al título sugerente elegido, el día que ha concentrado mayor número de sanbures, pasando esta vez de la cincuentena. Una larga fila de caminantes que bien pudiera ser un ejército que fuese a tomar a peñalbinos y piquereños; que no se asuste nadie, que en esta ocasión vamos en pacífica misión.

A la salida de San Esteban podemos observar, desde el puente, los avances de las obras de reparación y adecentamiento del sotillo. Al pasar uno no puede evitar una sensación de cierto desamparo por la limpia llevada a cabo; confiamos recupere un mejor aspecto cuando esté plenamente finalizada. De momento nos hace visible parte de la infraestructura del puente hasta ahora desconocida.

Y ahora ya nos disponemos para la ascensión, nada exigente, del Turronero, donde hacemos la primera parada de la jornada. Recordamos el Picotillo que tenemos al lado, lugar al que –según nos cuenta Alberto- subían antaño los de Aldea a celebrar el jueves Lardero, con su ración de chorizo y huevo. Eran épocas -nos añade- en la que las costumbres hacían ir a los chicos al Picotillo, mientras las chicas optaban por quedarse, a la salida de Aldea, en ese otro cerrete, más cercano a la población, que se conoce como el Pico Tocaina.

Estamos en un lugar, entre el Turronero y el Picotillo, en el que bien pudiera haber habido algún asentamiento celtibérico. Pues cuentan, que no hace muchos años, algún maestro de Aldea aprovechaba los jueves por la tarde para sacar a los chicos de la escuela y llevarlos por los alrededores; y que no fueron pocas las veces que se acercaron hasta estos parajes de los que sacaron restos de cerámica que luego dejaban en la escuela. La prueba de piedras, claramente trabajadas por la mano del hombre, pudieran ser muy posteriores por lo bien labradas que se encuentran, pero siguen allí a la vista de quien quiera contemplarlo.

Continuamos camino hacia Peñalba ya que hoy, con el conocimiento del buen almuerzo que nos espera, la paciencia mengua y se nos hace más frágil.

Al paso por los restos de los corrales, que no hace tanto tiempo estaban en uso y ahora ya prácticamente derruidos, asustamos a un corzo que, presto, sube hacia Las Comarcas para defenderse mejor de nuestra presencia.

Y llegamos a Peñalba. Tras breve visita a la iglesia abierta, y en la que esperaba el cura a dar la misa de 11, nos recogen los amigos de Rudeles al grito de “vamos, que se comen los gatos el almuerzo”. Efectivamente, recibimiento espectacular a base de pan, chorizo y queso, todo ello regado con los vinos roble y “crianza”, seguidos por un blanco extraordinario que no desmerece a los anteriores.

Pero antes de empezar toca la foto de familia SanBur. El ala burgense de la asociación presenta su bandera en perfecto estado de revista en contraposición al trapo arrugado de los sanestebeños. ¡¡¡Hay que enmendarse!!! ¡Ya tenemos tarea pendiente para la próxima!

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Habrá que empezar a beber para olvidar este pequeño episodio, y mientras almorzamos, nos enteramos del porqué del nombre de RUDELES que no es otro que el fruto de la unión de los apellidos de 3 familias con origen en Peñalba, aunque alguno esté en Madrid: Rupérez, Del Hoyo y Espinel.

Hicieron esta asociación para intentar sacar provecho de viñas viejas repartidas por todo el término de Peñalba, sin otra pretensión que lograr un producto digno y de calidad, que seguramente, por su propia concepción y naturaleza, no pueda ser competidor de muchos otros caldos de la Ribera. ¡Y vive Dios que lo han conseguido! Se trata de explotar unas 60 parcelas de tempranillo, garnacha y albillo, para mayor “comodidad” muchas veces coexistiendo en la misma parcela y obligando así a vendimiar hasta tres veces la misma finca, debido a las distintas maduraciones de cada variedad.

Esta es la razón por la que la mayoría de su producción, que ya alcanza los 50/60 mil litros, salga fuera de España, y de que no tengan oficialmente un crianza, a la usanza de las autoridades del consejo regulador, y lo cambien por un vino con 14 meses en barrica que bien pudiera ser néctar de los dioses del olimpo.

No nos queremos imaginar su tope de gama, ese vino del cerro del Cuberillo, que dicen que por su situación produce un vino, 100% tempranillo, sencillamente excelente, de cepas con más 100 años. Habrá que dejarlo para cuando haya un verdadero motivo celebración.

Tras el almuerzo pasamos a visitar la bodega, donde aprendemos que la denominación Ribera del Duero obliga a producir vinos con un 75% de tempranillo y el resto a elegir entre algunas otras variedades, siendo la garnacha la elegida por Rudeles. También nos enteramos que para que se efectúe la primera fermentación, la alcohólica, que convierte los azúcares en alcohol, con su debido tiempo, es necesario enfríar el proceso refrigerando por agua los depósitos, mientras que durante la segunda fermentación, la maloláctica -que transforma el ácido málico en ácido láctico-, en vez de enfriar deben calentarlo.

Estas y otras cosas interesantes del mundo del vino te enseñarán si te acercas hasta Peñalba y gozas, como nosotros, de una visita completa, generosa, y de la que uno se lleva la sensación del cariño, empeño y dedicación con que los de Rudeles elaboran estos caldos, de los que nos llevamos en el cuerpo una buena muestra. Gracias Rudeles! Tenemos que seguir nuestra marcha, pero algún otro día regresaremos más despacio.

Así que con este buen sabor de boca salimos de Peñalba, dejando la plantación de encina trufera a la izquierda, y contemplando de frente las Tetas de la Reina, también conocidas por Los Magazos, a las que alguno le gustaría subir a rememorar este otro punto de encuentro, que era el utilizado por los de Peñalba el Jueves Lardero para su bocadillo de tortilla de chorizo.

Antes de entrar en Cuaresma,
como es costumbre en el pueblo,
todos los que a Escuela van
desde el mayor al pequeño
no hay chico que no celebre
tarde de Jueves Lardero.

Divididos en cuadrillas,
según edades y tiempos,
van recorriendo las calles
con cánticos lastimeros
que invitan a los ayunos,
a penitencias y a duelos
de la carne, exhortando
al veraz desprendimiento
para que el alma, sin trabas
de la materia del cuerpo,
purgada del mal pecado
que ya no estorbe a lo bueno
pueda a lo alto subir
gozosa en su raudo vuelo.
Lo cantan en cada casa
haciendo pausa en los versos
con música desprendida
del cantoral de un salterio;
y porque hay que atenderles
y dar a sus cantos premio,
las amas de aquellas casas
van entregando unos céntimos
en las manos de los chicos
o pan, o chorizo, o huevo,
fruto de "las cuarentenas"
cantadas en todo el pueblo.

Con lo que llevan sacado
en especie o en dinero
hacen su buena merienda.

Con alegría y contento,
porque vacación cumplida
ha dado el señor maestro,
unos bajan a las eras
detrás del molino viejo,
otros suben pecho arriba
al monte de los enebros,
otros van hacia la fuente
abajo de Valdespeso
junto al plantío de chopos.

Los otros, los más pequeños,
quedaron bajo la olma
donde se sienta el tío Cleto
que fué contando a los chicos
aquellos jueves larderos
de hace ya setenta años
cuando él era el primero
en saberse de la escuela
sumandos y dividendos,
las láminas de la historia,
el mapa del universo,
las cuentas; y el catecismo
de pe a pa todo entero.

Cantadas "las cuarentenas"
por los chicos de este pueblo,
repartidos en cuadrillas
con alegría y contento
todos ellos celebraron
tarde de Jueves Lardero.

A partir de aquí, por el camino que se dirige a Fuentecambrón, y con una muy bonita pero constante subida, no excesivamente exigente, pero si lo suficiente para sudar un poco la camiseta, hasta desviarnos poco después de sobrepasar otro encinar trufero para dirigirnos hacia el alto, de más de 1.000m, el cual alberga las antenas de TV y comunicaciones, y desde el que se puede disfrutar de una de esas vistas castellanas que acostumbran a enamorarnos de estas tierras.

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Pero se nos ha ido un poco la hora, y es tiempo de bajar ya a Piquera a por esa paella que nos espera. Tras varios conatos de bajada, al final con un poco de rodeo, encontramos una zona por la que descender, no sin cierta dificultad, y en la que sorprendemos un muy buen ejemplar de jabalí, al que poco después acompañarán otros dos. Al rato damos con un cauce de agua, afortunadamente seco, por el que, aprovechando su trabajo y tras unos cuantos requiebros, alcanzamos la carretera.

Y sin llegar al objetivo inicial del monasterio de Santuy, alcanzamos a las dos y media, el destino de la jornada. Han sido unos 20 kilómetros de disfrute andarín, que bien se merecen una cerveza de las que ahora sirve en Piquera Alberto Cabeza, mientras esperamos el trabajo de Tonino y Fina, su mujer, con la paella, y, no sé si por el hambre acumulada, pero resultó toda una elaboración digna de elogio. Gracias!!!

Hubo también, antes de la paella, por aquello de que lo cortés no quita lo valiente, un emotivo recuerdo a los colegas de la asociación soriana de senderismo que iban hoy por la sierra de Cabrejas en memoria de un soriano singular, recientemente fallecido: Pepe Sanz, la voz de Soria, el juglar de Almarza, y vinculado por su esposa a nuestra comarca. Se trata de uno de esos personajes cercanos, entrañables, amantes de su tierra como pocos, siempre listo para las colaboraciones altruistas con las costumbres, las tradiciones, lo rural, y que destilaban bonhomía a su alrededor, con el que siempre resultó fácil compartir la amistad con Avelino Hernández.

Pepe, sabes que siempre tendremos un momento para brindar contigo desde donde estés, y que lo haremos por esta tierra y por estas gentes, que son las nuestras.

Unos licores espirituosos mientras viene el autobús para devolvernos a San Esteban y acabar otra jornada recorriendo el alfoz; otra jornada espectacular; destacable por el día, el clima, las vistas, el almuerzo, la compañía, la paella, los de Peñalba, los de Rudeles, los de Piquera…

... hasta la próxima!!

Eduardo Bas.
19Feb2017

miércoles, 25 de enero de 2017

“Tras las huellas del Cid”

“Camina lento, no te apresures, que el único lugar a donde tienes que llegar es a ti mismo”
-Ortega y Gasset

Se empeñan mis colegas en titular “Tras las huellas del Cid” a esta excursión.

Pero es que volvemos otra vez a la Atalaya. Y aunque sean terrenos pisados por Rodrigo Díaz, son senderos mucho más propios de Al- Mansur, de Galib, de Fernán González, de los repobladores del valle del Duero, de…

Tras las huellas del Cid?.

No!, no me queda más remedio que volver también a repetir que mucho antes de que del Cid, y con mucho más derecho, estas sendas por la que circularemos hoy son y serán del gran Almanzor, del gran Abu Amir Muhammad ibn Abi Amir al-Mansur (c.938-1002). Si exceptuamos, quizá, al general Galib –de origen eslavo- y a su coetáneo Fernán González, no ha habido nadie por aquí, ni siquiera el Cid, a quien corresponda más el recuerdo para subir a la atalaya con un cierto sentido de justicia histórica. Un recuerdo emocionado.

Y es que el gran Almanzor, al Mansur, el Victorioso, lo fue porque no conoció la derrota en ninguna de sus 56 campañas contra los cristianos. Y si no que se lo pregunten a Ramiro III de León, García Fernández de Castilla o a Sancho II de Navarra, a quienes venció una y otra vez en Gormaz, en Langa… Salamanca, Rueda, Barcelona, Coimbra, León, Zamora, Osma, Astorga… hasta se llevó las campanas de la catedral de Santiago de Compostela y las puertas de la ciudad.

Y tenemos que saber que las 8 primeras aceifas las hizo con su suegro Galib (977-979), aunque a San Esteban no le tocó hasta las nº 39 y 40, pues sin poder tomar nuestro pueblo en la campaña 39 del año 993, lo consiguió sin paliativos en la siguiente de 994.

La lucha entonces, su lucha, era la guerra santa, la yihad, pero al-Mansur superó la religión y se convirtió en un excelente político y estratega militar. Cuánto bien nos haría algún al-Mansur del siglo XXI para repoblar estas tierras!!

A su lado, el Cid (c.1048-1099), que no conoció a al_Mansur pero sí la atalaya de los tiempos de Almanzor mucho después, ya construida y sin ningún aporte por su parte, se me antoja un simple mercenario, de mayor o menor valor, pero al que hubo que encumbrar años más tarde, por no tener otro del que echar mano, de forma que los cristianos pudiesen deformar y hacer olvidar la figura del gran al-Mansur.

Mirad lo que me dice mi amigo Alberto Manrique que le susurra el al-Mansur moribundo, camino de Madinah Salim (Medinaceli):

Tomé Osma por estas mismas fechas, quedó atrás como un tizón humeante, y el peñasco de Alcubilla un poco después, vendimiaron su propia sangre y así, sin otras necesidades, nos hicimos cargo de su vino (un poquito ácido para mi gusto).

“Con ejércitos que refuerzan la religión, los últimos vestigios de herejía se han disipado. Abandonando sus territorios que semejaban vastos claros aterradores o ruinas interminables” (Ibn Darray).

No se trataba de una aceifa expeditiva, sólo de una algara de al-Mansur, lo suficiente para que a los de San Esteban empezara a hormiguearles el estómago, a temer por su vino (por su sangre no, que son muy valientes). En esa plaza en la que tanto clérigo de mesa y olla se dedica a la cría de la cerda, andan todos bien leídos del Corán: “Obtenéis bebidas fermentadas y un buen alimento de los frutos de la palmera y de las vides. En eso hay una aleluya para unas gentes que razonan”.

“Hemos bebido vino en honor del Amado y ese vino nos ha embriagado antes de que la vid fuera creada. Nuestro vaso era la luna llena; el vino era el sol al que servía en ruedo un muchacho como el creciente. Cuando se agita ¡cuántas estrellas lucen!” (poeta Ibn al-Farid)

Tan bondadosos hospedadores, tan gentiles protectores que mezclan los excelsos caldos con la carne más repugnante del mundo, traicionaron a mi hijo sin pensárselo dos veces y me lo entregaron para morir justamente sin dilaciones en la misma ribera de este puto río Duero.

“Y has abandonado San Esteban bien arrasada por tus espadas
Lo has destruido en un momento y desde entonces tu gloria grande está asegurada para siempre.
Y has dejado a García aterrado en pleno desierto saboreando el fruto de la traición” (Ibn Darray)

Conviene recordar que un 8 de Septiembre (curiosa fecha para los sanestebeños) fue cuando García Fernández entregó al traidor Abd Allah a su padre.

¿Acaso hizo el Cid esta atalaya que hoy visitamos? ¿Acaso la muralla de tapial, la mayor de las joyas que aún disfruta San Esteban, fue obra de las huestes de don Rodrigo? En la Real Academia de la historia aún reposa el almaizar que nos regalase Al-Mansur (o alguno de sus descendientes) por haberle entregado a su hijo traidor. ¿qué legó el Campeador a San Esteban para su recuerdo?

Definitivamente hoy es día para dedicárselo al-Mansur, no al Cid, que bien poco hizo en San Esteban, salvo hacerlo aparecer en el Poema.

Así que recordemos a Almanzor pues

Sus hazañas te enseñarán sobre él,
como si lo vieras con tus propios ojos.
Por Dios que jamás volverá a dar el mundo nadie como él,
ni defenderá las fronteras otro que se le pueda comparar.

Y así, con el recuerdo de al_Mansur, llegamos, casi sin darnos cuenta, y por la variante sencilla, rodeando el cerrete previo en vez de atacar su cumbre, hasta la atalaya, donde, tras breve parada, David se encarga, una vez más, de inmortalizar el evento haciendo la tradicional y consabida foto de familia.

20170122_112038_Sanbur-ElMolino

Son ya muchas las veces que nos hemos acercado hasta este paraje de la atalaya, sin embargo, nunca nos cansaremos de disfrutar de las vistas del camino. Hacia el norte, destaca nuestro querido Quintanilla; ahora, en invierno, desprotegido, con los campos y los árboles desnudos, esperando nuevas floraciones. Desde la loma en que se asienta luce precioso y dominador del paisaje en se enclava.

Esta vez la convocatoria ha tenido éxito, pues a pesar de la ola de frío que venían pronosticando los cenizos, hemos superado la cuarentena de caminantes, andarines o paseantes, en un día de invierno sencillamente espectacular.

Desde la atalaya, ya todo en bajada, hasta Alcubilla del Marqués, donde estuvimos hace ahora un año, coincidiendo con los cazadores. Por cierto, que hoy, último día previo a la veda, también hemos encontrado algún escopetero por estos parajes; o mejor dicho, sus coches y jaulas mientras ellos pateaban en busca de la perdiz, la liebre o el conejo.

Y en Alcubilla, ¡sorpréndete!, hasta hemos pillado el bar abierto. No había nadie, ya que la media docena escasa de nativos se encontraba asistiendo a la misa dominical, de la que salían orgullosos con una foto del señor obispo.

Esto me ha traído a la memoria una adivinanza que proponer a nuestras adolescentes de hoy, Lucía y Celia:

Una cosa quisicosa de ovalada construcción
Que todos los hombres tienen,
pero las mujeres no.
Y el obispo, como todos, tiene dos.

(id pensando, que no lo acertáis)

En Alcubilla, en la parada obligada por el tentempié, nos ha fallado hoy el caldo de Viña Pistolas, pero lo hemos compensado con el del pago de Morcuera y el clarete extraordinario de Viña Vaina.

Así que tras su degustación ponemos rumbo a Pedraja, donde hemos podido descubrir el desvío que han realizado en la carretera hacia La Rasa. A la salida, y tras atravesar el pueblo sin ver un alma, otro cazador, que lucía orgulloso una perdiz roja cobrada recientemente, los pies de La Pedriza.

Nos decantamos esta vez por dejar el camino fácil del río Duero, y elegimos subir por La Pedriza para recordar las tainas, hoy en desuso y prácticamente destruidas, y las construcciones para refugio y vigilancia de los campos. Tras un alto para deleitarnos del panorama y evocar la posibilidad del antiguo monasterio, convento o construcción de Valdelasdueñas, seguimos hasta el molino, no sin antes contemplar el colmenar de Fernando el boticario, que dejamos a la diestra.

En el Molino de los Ojos, y más concretamente en su restaurante, recientemente reabierto de nuevo por Eudaldo, el de Villávaro, y por su socio, hacemos parada y fonda. Tras las cervezas de rigor, un excelente plato de garbanzos con bacalao, seguido de una caldereta con la que rematar la jornada. Le siguen los cafés y licores, antes de regresar a casa por la orilla, ahora sí, del padre Duero, al que acompaña un silencio y claridad propios de la estación en la que nos encontramos; donde el invierno todo lo invade, donde se le puede respirar.

A la llegada a la población nos vamos dispersando:

Quien más quien menos, ha dado ya el primer paso importante para hacer de 2o17 un año senderista, en el que continuar disfrutando del alfoz.

Eduardo Bas.
22Ene2017

PD.- La solución a la adivinanza no es lo que –seguramente- estabas pensando, si no la letra “O”
Una cosa quisicosa de ovalada construcción
Que todos los hOmbres tienen,
pero las mujeres no.
Y el ObispO, como tOdOs, tiene dos.

domingo, 15 de enero de 2017

Número de socios y ruta del mes de enero

Socios de SanBur a enero de 2017.

¡Ya somos 171 socios!

...y como es costumbre empezamos el año con una ruta social para quemar el exceso de calorías navideño. Esta vez sin irnos muy lejos, pues vamos una vez màs...

Tras las huellas del Cid, el próximo domingo 22, haga frío o haga mucho frío.

16,5km de DIFICULTAD BAJA, dentro de nuestro programa “conoce tus lindes”

Concentración en el frontón de San Esteban a las 9:25h, iremos por la cañada real hacia la Atalaya, Alcubilla del Marqués, Pedraja, loma de La Pedriza y Molino de los Ojos, donde comeremos (para la reserva notificar a Vidal a vuelta de correo electrónico), y para acabar un paseíto desde el Molino hasta San Esteban... ¡Actividad gratuita y para todos los públicos!

Nota: para los federados... el mismísimo secretario de Sanbur os entregará las licencias federativas de 2017 en “FerreBike Mio Cid”, calle Mayor nº 31, de San Esteban.

Por último, con fecha de hoy 15 de Enero se carga en cuenta la cuota anual de socio (10€) del presente año.