“Al encuentro con nuestra historia”
Vigésimo aniversario de la fundación de la Asociación Deportiva y Cultural y Club de Montaña ACUDE SanBur. Trigésimo aniversario de su gestación.
Club Deportivo de Montaña SAN-BUR San Esteban de Gormaz y Burgo de Osma
Ruta social de dificultad baja - 15,5km
Caracena es posiblemente la localidad que más veces hemos incluido en nuestras actividades. Siempre mantenemos el dicho de que en Caracena, pueblo y emblemáticos paisajes, nació y se gestó SanBur.
En su bar restaurante, ahora con el muy apropiado nombre de “Nuestra Tierra”, se redactaron los estatutos de la Asociación Deportivo-cultural y Club de Montaña ACUDE SanBur.
Corría el año 2005 y aunque bien es cierto que esa es la fecha en la que SanBur figura inscrita en el Registro de Asociaciones y Clubes de Castilla y León, comenzó a gestarse bastantes años antes… para ello nos tenemos que remontar al año 1992 ¡posiblemente impulsados por la ilusión olímpica!
Qué mejor ocasión para celebrarlo que volviendo a pisar su Comunidad de Villa y Tierra por sus veredas, cañones, páramos... y por el entramado urbanístico para disfrutar de su impresionante poderío histórico y cultural: puente medieval, iglesias románicas, castillo, rollo, cárcel, hospital…
Para tan magna celebración, programamos una ruta por el Sendero Ibérico Soriano GR-86, a priori fácil en su realización y de marcado carácter “social” y que el día de autos no lo fue tanto ¡como casi siempre! se nos fue un poco de las manos no solo la distancia recorrida sino también la exigencia física. Pero bueno, estamos de celebración y la ocasión la pintan calva.
Arrancamos con el típico desplazamiento en bus recogiendo a los participantes de nuestras localidades de referencia y ponemos rumbo al pueblo de Castro desde donde iniciaremos la ruta. Como también viene siendo algo habitual en nuestras actividades, nos entretenemos “perdiéndonos” por sus calles contemplando la arquitectura roja de piedra sillar, no solo de su iglesia, sino también de sus casas y cercados. Y por supuesto y como no podría ser de otra manera, ascendemos al “castro” de Castro.
Y hete aquí la suerte que tenemos… pues anda madrugado Eduardo, uno de los dos vecinos del pueblo, y se nos ofrece gustosamente en la función de “cicerone” para la visita y sabia explicación en un viaje en el tiempo. Eduardo, maestro jubilado que ejerció su docencia por tierras de astures y en su merecido descanso se afincó por tierras arévacas hace menos de cinco años, nos trasporta con mucha pasión hasta el siglo V a.C. para realizar un imaginario recorrido hacia la actualidad: celtíberos, romanos, visigodos (ermita del castro), musulmanes, cristianos viejos y no tan viejos… ¡casi nada! Gracias Eduardo, como te hemos prometido… volveremos a contemplar el amanecer y el atardecer desde este privilegiado lugar.
La mañana está muy… muy agradable para la práctica del senderismo. No diremos lo mismo pasadas cuatro horas de marcha. El Sendero Ibérico Soriano promete, puesto que nos encontramos, ya nos ha ocurrido en alguna otra ocasión, con el itinerario a seguir desbrozado en una anchura de más de un metro. Los trabajos de acondicionamiento de la ruta se agradecen, son recientes y aún huele a hierba recién cortada.
Pisando senda desbrozada y roca rojiza, tan característica de esta zona, nos presentamos en el pueblo de Valvenedizo; en esta ocasión es el sanbur Yosu quien ejerza las funciones de “cicerone”, toda su familia, materna y paterna, nacieron aquí y conservan casas y otras propiedades.
Proseguimos, la mañana avanza y el sol apunta a bravo. Por un paisaje parecido, aunque ahora caminando entre jaras que el sol calienta ofreciéndonos un grato olor, nos presentamos en Losana y ante su imponente iglesia, en la plaza del pueblo, damos buena cuenta de nuestras viandas y caldos que llevamos en la mochila a modo de ligero tentempié. Toca almorzar.
La salida de Losana nos despista: llegados al cauce del río Caracena, cuyas aguas nosotros debemos seguir hasta toparnos con el homónimo pueblo, nos encontramos con indicaciones, hitos y tablillas por la margen derecha del río (siempre teniendo en cuenta la dirección del agua) y curiosamente por su margen izquierda vemos una senda igualmente desbrozada. Toca cruzar el cauce a la brava pudiendo haberlo hecho cómodamente por el puente de Losana. Así son las cosas… unas veces nos despistan las señales, otras los sistemas de orientación, convencionales o digitales y otras... nosotros.
El sol aprieta ya. Llegamos a Tarancueña, el rigor del día ha provocado el distanciamiento del grupo, reagrupamos y nos disponemos a serpentear por el famoso cañón. En este punto y ante el abundante caudal que lleva el rio, realizamos una consulta democrática ¡craso error! de modificación de nuestro itinerario. Las propuestas son continuar por la vereda o subir al páramo y de esta forma evitar el continuo vadeo del cauce. Posiblemente la consulta es un fiel reflejo de la situación de crispación que nos provocan nuestros políticos puesto que la decisión democrática fue por amplia mayoría... subir al páramo, no así el resultado: unos, el gran grupo, ascensión por el páramo; otros, cuatro, a media ladera; y otros, tres, por el cauce. Si fuese el capítulo de una serie televisiva lo podríamos titular “De como el ejército de Pancho Villa cabalga por los páramos rezando el rosario de la aurora”.
La ascensión al páramo, la verdad que aquí la ruta dejo de ser social, fue muy exigente, pero mereció la pena. Creíamos que teníamos pateada y requetepateada la comarca de Caracena, pues no… llegar al pueblo desde lo alto del páramo oriental y contemplar hacia poniente la línea del cielo, skyline, con su castillo, iglesias, caserío y puente medieval… ese momento no tiene precio. Esas vistas aún no las teníamos guardadas en la retina, ahora ya… sí.
Callejeamos por Caracena. Contentos, exultantes y pletóricos nos disponemos a disfrutar de un buen yantar, con licencia previa para unas cervecitas u otros refrigerios, en el Bar Restaurante “Nuestra Tierra” cuyas paredes guardan el recuerdo del nacimiento de la Asociación Cultural Deportivo Ecologista “SanBur” de San Esteban de Gormaz y Burgo de Osma.
Es momento de celebración. Los cinco miembros de la familia Pacheco Landero, arrascapostes adoptivos, nos tienen preparados unos manjares ¡como ya estamos acostumbrados! que provocan la delicia del paladar, embriagando los sentidos y rayando con el pecado.
¡Recuerdos, risas, cánticos y… un brindis por el artículo 5º de los estatutos de SanBur!!!
¡Gracias Caracena… volveremos!!!
¡Salud y montaña!!!
Fdo.: El Capitán.